Ciudades Invisibles es un proyecto expositivo de la Asociación Cultural Fotoforum Compostela que tiene como referente el libro de Italo Calvino «Las Ciudades Invisibles”. En esta obra de ficción, Calvino nos propone una serie de relatos de viaje que Marco Polo narra a Kublai Kan, emperador de los tártaros. En ellos, Marco Polo describe lugares fantásticos: ciudades escondidas, continuas, sutiles; deseos, nombres, cielos, intercambios, muertos, ojos y signos.

Cada una de las fotografías que componen esta exposición colectiva representa la ciudad invisible de su autor o autora. Son ciudades que se construyen a través de recuerdos; lugares que visitamos como en un sueño; calles donde sorprendemos una sombra o un reflejo que nos invita a adentrarnos en su misterio; plazas en las que atravesamos el tiempo y volvemos a ser niños; esquinas que al doblar nos trasladan a otras vidas que no vivimos por azar, o por destino.

“Ciudades Invisibles” nos muestra las ciudades que viven dentro de nosotros y que nos habitan.

S/T
MINO ANDRADE

… Una ciudad era designada por el salto de un pez que huía del pico del cormorán para caer en una red…

Podemos saltar, correr, huir… intentarán frenarnos, detenernos, olvidarnos,.. pero no podrán eliminar nuestras emociones, son adaptativas, no importa el espacio, el tiempo, nos acompañan.

CORALIA
ANABEL CARRIÓN

Gustaríame emigrar a Coralia. Esa cidade xunto ao mar. Onde ti es ti, e eu son eu. Así, sen máis artificios, sen ruidos, sen presións. Ao atardecer a luz flue tenue. Coralia balancéate hacia unha calma que non existe noutro lugar. A salinidade tingue a atmósfera dun velo difuminado. Alí, a imaxinación non ten fin, so principio.

MIRJANA
VERÓNICA HERRÁN

 En Mirjana hay dos ciudades.Una en la que la luz invade en mayor o menor medida cada rincón, donde las plantas llenan de vida sus calles y barrios. La otra Mirjana está cubierta de  oscuridad, sus habitantes acuden a cumplir con sus obligaciones de forma automática ,los paisajes están vacíos, no hay plantas,a penas se aprecia vida. Sus calles son frías, húmedas…sus habitantes caminan de un lugar a otro mirando hacia arriba, hacia la Mirjana luminosa, acogedora, la miran con curiosidad, con deseo de formar parte de ella…pero sin atreverse a visitarla

S/T
FERNANDO HERNÁNDEZ
S/T
MARINA LOIS
MEMENTO
MARGA ABOAL

Cuando visitas Memento, llegas sin saber qué te vas a encontrar, no hay información sobre ella en ningún sitio.

Los habitantes de Memento la fundaron cuando, cansados de verse obligados a compartir su visión del mundo, decidieron quedarse cada uno con sus recuerdos. Si paseando por sus calles uno descubre un rincón desconocido, una señal del cambio de estación o algo que le llame la atención, hará un hueco con sus manos para disfrutar de esa nueva visión, única y exclusiva.

Cuando dejas esta ciudad, nunca lo haces solo, te acompañan tus recuerdos.

(Texto de Marga Aboal)

AMORRIÑOSA
MARIA CASTRO

Vigilada por espesos verdes encontramos a Compostela, ciudad poética y ensoñada en la más delicada seda.

No entra aquí quien quiere, sino solo quien lo desea, llevando en su corazón invisible el misterio del que ama la tierra. No se pide permiso al entrar ni hace falta llamada previa, porque es morada generosa, donde solo los que traen paz se quedan.

Mareada por el vaivén de su piedra en serpenteantes callejuelas, en silencios abrumadores, en vacíos de morriña inquieta. Sus montañas ondeantes se elevan hasta el sol y amansan a sus visitantes con dulces caricias de amor, pero les confunden y no saben si se acercan o se van, y cada vez más la sienten imposible de alcanzar.

Ciudad de ciudades, es origen de todo inicio, donde comienza el fin de todas las cosas y finaliza su  principio.

Tan divina es Santiago, que por ella suspiran los caminantes y se llenan de melancolía por volver cuanto antes.

REFLECTALIA
IGNACIO PIN

Reflectalia, te invita a traspasar sus muros de cristal y a sumergirte en ella.
Viviendas y espacios de oficinas conviven actuando como captadores solares y
dándole luz y calidez a cada habitáculo. Grandes ventanales se convierten en
una prolongación de las estancias interiores, en sus ocultos ojos, conectándolas
con el mundo y respetando el paisaje y el entorno natural. Juegos de luces y
sombras que, en ocasiones, la hacen invisible al ojo humano.

MJEGULLNAJË
JACOBO M. MARTÍNEZ

Era una ciudad en continua formación y de límites difusos definidos por su escondida diversidad. Su esencia se formaba a partir del resurgir de las conciencias de sus moradores, vacilantes tras ser mezclados con culturas venidas de otros mundos. Era un punto de encuentro y recuerdo de viajes, experiencias y aventuras: https://bit.ly/2UcG6CI

VALDRADA
CRISTINA SÁNCHEZ

Los habitantes de Valdrada saben que todos sus actos son a la vez ese acto y su imagen especular que posee la especial dignidad de las imágenes, y esta conciencia les veda abandonarse por un solo instante al azar y al olvido. 

…El espejo ya acrecienta el valor de las cosas, ya lo niega. No todo lo que parece valer fuera del espejo resiste cuando se refleja. Las dos ciudades gemelas no son iguales, porque nada de lo que existe o sucede en Valdrada es simétrico: a cada rostro y gesto responden desde el espejo un rostro o gesto invertidos punto por punto. Las dos Valdradas viven una para la otra, mirándose a los ojos de continuo, pero no se aman. (Italo Calvino. Las ciudades Invisibles, capítulo III, las ciudades y los ojos 1).

CITIES AND MEMORIES
ZINNIA MARAVELL


And in any case the metropolis has the added attraction that, through what it has become, one can look back with nostalgia at what it was.

S/T
KATIA CINO
S/T
FUCO REYES
NEXUS
JUAN RODRÍGUEZ

Los Ángeles, Noviembre 2019.

«Una nueva vida lo espera en las colonias del espacio exterior. La oportunidad de volver a empezar en una tierra dorada llena de oportunidades y aventuras. Nuevo clima, facilidades recreativas… completamente gratis.
Use a su nuevo amigo como sirviente personal o como incansable trabajador. El humanoide replicante especialmente diseñado para satisfacer sus necesidades.
Así que sigamos adelante América, pongamos a nuestro equipo en todo lo alto.»

SPIRIA
FRAN CELA

La noche que llegué a Spiria comprendí aquellas confusas palabras del vendedor de sandías de Zora, amigo del astrónomo.
En toda su extensión se configura una trama de parcelas, como un tablero de ajedrez de geometrÌa deformada. Casi la mitad de ellas se hunde en el terreno y dicen que si uno se asoma puede escuchar el lejano grito de un hombre cayendo. Sobre el resto de escaques, donde viven sus habitantes, se levantan estructuras met·licas de las que una -me explican con sesuda precisión- eleva un conducto que se extiende hacia el cielo, y como si de un cordÛn umbilical se tratase, mantiene un flujo energÈtico vital entre la ciudad y una estrella. Es asÌ la manera en que se produce el intercambio de energía y vida en el universo.
[…]

LA CIUDAD OCULTA
DAVID OTERO


Dentro de cada ciudad existen otras ciudades a las que accedemos a travÈs de pasajes ignorados. Del mismo modo, los habitantes de las ciudades ocultas, en ocasiones, atraviesan estos pasadizos para vernos.

LA ROSA EN LA MEMORIA
CARMUCHA REMUÑÁN

En Maurilia se invita al viajero a visitar la ciudad y al mismo tiempo a observar viejas tarjetas postales que la representan como era: la misma plaza idéntica con una gallina en el lugar de la estación de ómnibus, el quiosco de música en el lugar del puente, dos señoritas con sombrilla blanca en el lugar de la fabrica de explosivos. Ocurre que para no decepcionar a los habitantes, el viajero elogia la ciudad de las postales y la prefiere a la presente, aunque cuidándose de contener dentro de las reglas precisas su pesadumbre ante los cambios: reconociendo que la magnificencia y prosperidad de Maurilia convertida en metrópoli, comparada con la vieja Maurilia provinciana, no compensan cierta gracia perdida, que, sin embargo, se puede disfrutar solo ahora en las viejas postales, mientras antes, con la Maurilia provinciana delante de los ojos, no se veía realmente nada gracioso, y mucho menos se vería hoy si Maurilia hubiese permanecido igual, y que de todos modos la metrópoli tiene   este atractivo más: que a través de lo que ha llegado a ser se puede evocar con nostalgia lo que era.

Hay que cuidarse de decirles que a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada y en su sitio han anidado dioses extranjeros. Es inútil preguntarse si estos son mejores o peores que los antiguos, dado que no existe entre ellos ninguna relación, así como las viejas postales no representan a Maurilia como era, sino a otra ciudad que por casualidad se llamaba Maurilia como ésta.

S/T
SUSANA PENSADO

“Pero la ciudad no dice su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en los ángulos de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, surcado a su vez cada segmento por raspaduras, muescas, incisiones, cañonazos. “

ALUCHIA
EMILIO GONZÁLEZ

Aluchia existe mientras alguien la habita, desaparece cuando se la deja y regresa cada vez que se la recuerda

ZAFIRA
LOLY VILLOCH

Lo primero en lo que repara el viajero al adentrarse en la bella ciudad de Zafira es en los ojos que, insertados en las paredes, lo vigilan todo. Nada escapa a ellos, dentro o fuera de las hermosas casas de piedra encalada.

Sus habitantes son vigilados constantemente para que no cesen de trabajar sin descanso, sin que lo personal pueda inmiscuirse nunca en la consecución de ese bien superior que es la prosperidad de la ciudad, la producción sin límites que les traer· riqueza a todos.

Pero si algo llama la atención en Zafira es la edad de sus habitantes. Hace tiempo ya que sus mujeres, siempre bajo el ojo implacable de la sociedad, dejaron de tener descendencia, pues el objetivo común no permitÌa tan larga interrupción del trabajo; era simplemente impensable. No se permite a sus habitantes salirse un milímetro de la cuadriculada planificación de la ciudad, como peones que deben contribuir continuamente a su riqueza, y los ojos siempre alerta arrojarÌan al abismo a quien cometiera la osadía de traer una criatura al mundo. Por eso, Gran Kan, el viajero no hallar· niños en Zafira, la próspera, que acabar· por ser sepultada por el polvo cuando el ˙ltimo anciano haya muerto y no quede ya quien pueda pasear por sus hermosas y ricas calles.

S/T
MAGALY BARREIRO PONTE
S/T
ISABEL PATIÑO

Mi ciudad invisible evoca a una reflexión sobre la memoria, un tiempo pasado y presente que paraliza ese espacio. Un estante que contiene un antiguo reloj protagoniza la escena, donde otros elementos como el enchufe, el interruptor, la pared desconchada asÌ como la cenefa de colores se tornan en símbolos que marcan claramente un pasado vivido y lejano, congelado en el tiempo, llevando al espectador a hacerse preguntas. øA dónde pertenece ese espacio? A qué Época corresponde? Qué personas habitaron en ella? La imagen nos nos hace sumergirnos en nuestra memoria, indagar en recuerdos y vivencias, evocadas por ese lugar… Tic, tac, tic, tac… Un reloj estanco marca la hora en la que todo se detuvo a su alrededor y disipa la duda y sugiere el relato posible. Un enchufe que cuelga nos evoca la desconexión del mundo. Un interruptor abierto, con su manilla hacia arriba, como si la luz aun estuviera encendida y la casa siguiera viva, mientras que esa pared descorchada nos sume en un latente abandono. Los colores vivos de la cenefa dibujan la alegría de las personas que allÌ habitaron. Tal vez. Esta es la imagen de la nostalgia, la añoranza de una infancia tan lejana, pero tan presente al mismo tiempo, en la memoria. En la mía. En la nuestra.

TAMARA
CARMEN TORRES

Tamara. La ciudad de los signos

“Finalmente el viaje conduce a la ciudad de Tamara. Uno se adentra en ella por calles llenas de enseñas que sobresalen de las paredes. El ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazas indican la casa del sacamuelas, el jarro la taberna, las alabardas el cuerpo de guardia, la balanza el herborista.” Otros símbolos marcados en las jambas y las puertas de las casas indican a quien pertenecía cada propiedad; instituciones, cofradías, órdenes monásticas, mostraban así su autoridad y su poder.

 “La mirada recorre las calles como páginas escritas: la ciudad dice todo lo que debes pensar, te hace repetir su discurso, y mientras crees que visitas Tamara, no haces sino registrar los nombres con los cuales se define a sí misma y a todas sus partes.”

PENTESILEA
INÉS MATO

Pentesilea
La pregunta que empieza a rodar en tu cabeza es más angustiosa: fuera de Pentesilea, existe un fuera? O por más que te alejes de la ciudad no haces sino pasar de un limbo a otro y no consigues salir de ella?
Para hablarte de Pentesilea tendrÌa que empezar por describirte la entrada en la ciudad…


El buscador de invisibles
JOSS PEREIRA

Fue al recoger su plato cuando se fijó en el sencillo salvamanteles. Conteniendo una sonrisa y la prisa lo cogió, sacó del bolsillo la vieja y desgastada lente con la que salía a buscar invisibles y salió al balcón, directo hacia la esquina donde sabía que encajaría aquel sintético a franjas. Lo ajustó, con dos dedos acercó el cristal al ojo y se tomó su tiempo hasta que decidió parar los clicks. Faltaba algo. Cerró los ojos, cambió el color de su mirada, los abrió de nuevo y, entonces sí, sonrió. El salvamanteles ya no estaba y una nueva parte de la calle había aparecido en su lugar.

Mientras los peatones caminaban sobre el paso de cebra que sostenía en su mano, se dijo en voz baja: «Las ciudades invisibles se encuentran donde uno quiera»


LALAGE
NURIA FERNÁNDEZ QUIROGA

Te contaré lo que he soñado anoche -dice Kublai-
En medio de una tierra chata y amarilla sembrada de meteoritos y de rocas err·ticas, veÌa elevarse a lo lejos las agujas de una ciudad de pin·culos afinados, hechos de modo que la luna en su viaje pueda posarse ya sobre uno ya sobre otro..
Y Polo: La ciudad que has soñado es LALAGE.

S/T
FI AMODO
LA CIUDAD OCULTA
JOSEFINA PENA

Solo cuando consigues liberarte de tus pensamientos y las prisas, y te dejas llevar, se te mostrará la ciudad oculta.

S/T
ANTONIO OTERO
LA CIUDAD Y EL MOVIMIENTO
AMALIA GORGOSO


La ciudad te ofrece movimiento, prisa y caos.
No te resistas. PermÌtete fluir y danzar con ella para apreciar la belleza de lo efÌmero, lo siempre cambiante y su dulce movimiento.

FREEDOMWORLD
EDITH LÓPEZ

Habitaba un palacio cristalino
prisionera de miedos oscuros
que todos desconocían
porque ella no existía
en el mundo real.

Valiente, atravesó barreras
recuperando libertad y vida.
Abandonó para siempre
aquella jaula fina y perversa
que la alejaba del mundo
en una Ciudad Invisible.

S/T
AMPARO PORTABALES

» … pensaba en los vapores que nublan la extensión del mar y las cadenas de montañas y al despejarse dejan el aire seco y diáfano revelando ciudades lejanas. Más allá de aquella pantalla de humores volátiles quería llegar su mirada: la forma de las cosas se distingue mejor en lontananza» 

Etérea Táctica
JAVIER ALBARRÁN

Marco Polo.- “Tal vez este jardín sólo asome sus terrazas sobre el lago de nuestra mente”.

Leonia, la ciudad imaginada. Javier Albarrán Gómez

Kublai era un atento jugador de ajedrez………

A cada pieza se le podía atribuir cada vez un significado apropiado: …..

“Una reina podía ser una dama asomada al balcón, una fuente, una iglesia de cúpula puntiaguda, una planta de membrillo”

Leonia, la ciudad imaginada. Javier Albarrán Gómez 

MANUS DOMUS
MARIA JOÃO MATOS
FÍLIDES
BELÉN PICOS

FÍLIDES, otra manera de mirar

Hace ya algún tiempo, largas noches y lentos amaneceres me acompañaron con esta imagen de fondo en mi rincón de estudio. En aquel momento, la mirada a menudo se agotaba y entumecía, con ánimo de terminar, de salir, de volar… La ciudad era una Fílides desteñida de mi memoria, en la que la llamada de mundos lejanos apagaba el brillo de lo presente.

Hoy, cuando vuelvo a Fílides, ya no tengo miedo a corresponder con una mirada lenta y reposada, que me permita atrapar sus rincones por sorpresa.

MORAT ALFAT
RICARDO IRIMIA

Morat Alfat tiene árboles de metal. Cada noche hombres sin párpados vestidos con largos y raídos abrigos que ocultan sus pies, parecen deslizarse sobre el barro más que caminar. Fueron ellos los que con su chuzo exterminaron a los perros. Podría ser una leyenda urbana pero el caso es que en la ciudad no hay ningún animal, a excepción de algún triste y silencioso jilguero prisionero en una jaula. 

En Morat Alfat cada edificio son dos: uno de ladrillos rojos y contraventanas metálicas verdes que emerge del barro, como los deseos carnales emergen del lodo. Y otro que, reflejado en el charco que todos los edificios tienen cerca de su puerta de entrada, parece surgir flotando del cielo. Pero en ninguno de los dos hay otra cosa qué dormitorios. Esta ciudad siempre fue una fábrica de ciudadanos, donde la infancia se producía en serie.

En Morat Alfat, mi ciudad, los forasteros no encuentran nada especial. Nunca tuvo monumentos y sus lugares ni son bellos ni tienen formas llamativas, pues todos ellos están plegados. 

Hay veces que los recuerdos no se guardan en la memoria, se guardan en el espacio en que se produjeron los acontecimientos, convirtiendo ese espacio en un lugar. Ocurre siempre que hay encuentros y contactos que dejan rastros tras de si. Cada vez que un habitante retorna a alguno de estos lugares y se los encuentra, el lugar se despliega en todo su esplendor. Y esto ocurre en mi ciudad. 

Por eso cada uno de sus habitantes ve una ciudad distinta que en común sólo conserva su nombre. 

Morat Alfat es una ciudad triste. A pesar de sus millones de habitantes cada uno habita en soledad en la ciudad que va construyendo con sus miradas. Y aunque de vez en cuando se encuentra alguna mirada común, o al menos paralela, estos encuentros son una excepción. Quizás por esto nadie se queda para siempre en Morat Alfat.

A pesar de ello me gusta volver de vez en cuando a la ciudad y reencontrarme con mis propios lugares, que fueron y aún siguen siendo en ella. Y repentinamente, como en un fogonazo, mis pasadas emociones advienen fragmentadas en mil pedazos, pero sin embargo en su lugar. Y al revestir la ciudad con mis recuerdos la ciudad me reviste a mí de su discurso y se convierte así en parte fundamental de esa construcción que he dado en llamar “identidad”.

Tras muchas visitas a Morat Alfat buscándome a mí mismo por fin he conseguido encontrarme. Pero nada puede atravesar un espejo que no sea la mirada. Así que allí petrificado, mirando a los ojos de ese ingenuo fantasma sin sábana, en ellos he podido ver que ahora también yo soy un intruso, un extraño, un forastero que no es bien recibido en su propia casa.

FEDORA
CHUS VARELA
LA EXTRAÑEZA DE LO QUE NO ERES
MONTSE FRANQUEIRO

 “La extrañeza de lo que no eres” (Las ciudades invisibles. Calvino, Italo)

Las nubes dejan caer unas gotas lilas. Que resbalan muy lentamente por mi cara. Y a lo lejos se ve un huracán de color violeta que va dejando estrellas a su paso. Se escucha un sonido que nace de la montaña. Es un susurro, suave, melódico. 

Sin duda, este tiene que ser EL LUGAR. Ya estoy cansada de buscar, hasta ahora todo lo que he encontrado es un reflejo de lo que no soy. Porque todo lo que encuentro es tal vez, lo que desearía ser.

FÍLIDES
ANA RODRÍGUEZ

Como todos los habitantes de Fílides, sigues líneas en zigzag de una calle a la otra, distingues zonas de sol y zonas de sombra, aquÌíuna puerta, allí· una escalera, un banco donde puedes apoyar el cesto, una cuneta donde el pie tropieza si no te fijas. Todo el resto de la ciudad es invisibleî. Las ciudades y los ojos. 4.

ACQUA
FERNANDO ROMÁN

 A Acqua se llega tras una larga travesía en barco, dirección poniente. Es necesario ser un avezado marinero para encontrar el punto exacto del océano bajo el cual se encuentra la urbe submarina, pues la mayoría pasa de largo sin darse cuenta de que la tuvo bajo sus pies. No hay puerto; de modo que, cuando la embarcación está sobre ella, el viajero no tiene más que sumergirse en la ciudad, empapándose de su transparente y líquida belleza, y disfrutar con la compañía de las fantásticas criaturas que la habitan: sirenas y tritones.

S/T
LOLA MARTÍN

A veces las ciudades desaparecen entre las nubes, descansan, se esconden y nos obligan a echarlas de menos, a imaginar la ciudad que nosotros sentimos y no podemos ver, esa ciudad que hemos ido construyendo en nuestro yo más profundo, con el paso del tiempo, mezclando la piedra de los edificios, de sus calles, sus colores, sus sonidos, sus olores… con nuestras vivencias, deseos, temores, recuerdos …, con nuestros sueños
Sus habitantes, aún viviendo en el mismo lugar, viven en ciudades distintas.

S/T
CRISTINA IZQUIERDO

Al llegar a cada nueva ciudad el viajero encuentra un pasado suyo que no sabÌa que tenÌa: la extrañeza de lo que no eres o no posees más te espera al paso en los lugares extraños y no poseidos..

CLOE
TERESA RAMOS

En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen.

 Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las caricias, los mordiscos.

Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, husmean otras miradas, no se detienen.

(Italo Calvino. Las ciudades invisibles.)

S/T
ESTHER VAZ

«Las imágenes de la memoria, una vez fijadas por las palabras, se borran. Quiz·s tengo miedo de perder a Venecia toda de una vez, si hablo de ella. O quizás, hablando de otras ciudades, la he ido perdiendo poco a poco.»

LAUDOMIA
CHECHÉ

Cada ciudad tiene a su lado otra ciudad cuyos habitantes llevan los mismos nombres: es la ciudad de los muertos, el cementerio.

Cuanto más se apeñusca y se dilata la ciudad de los vivos, más crece la extensión de las tumbas fuera de los muros y, como en aquella, las familias están cada vez más hacinadas, en apretados nichos superpuestos«

KER-IS, LA CIUDAD DE DAHUD
LILA DÍAZ

KER-IS, LA CIUDAD DE DAHUD

-Dime una ciudad más- insistía Kublai

Marco Polo inclinó la cabeza.

-La ciudad de Dahud. Ker-Is.

La más impresionante ciudad del mundo, fue construída por Gralon, rey de Cornuealles, a petición de su hija Dahud, por debajo del nivel del mar en marea alta. Para proteger la ciudad de inundaciones se levantó un dique con una puerta que se abría a los barcos durante la marea baja. Se aplicaron la técnica y la sabiduría de los mejores constructores y arquitectos. Solo el rey poseía la llave.

Dahud, a petición de uno de sus amantes, roba la llave y abre la puerta durante una tormenta y en la pleamar. 

Una ola tan alta como una montaña entró en Ker-Is y la engulló.

Solo quedan algunas ruínas a la orilla del mar.

Kublai dice:

-Cómo es posible que una ciudad así construida haya desaparecido bajo el agua?

Marco Polo, contesta:

-Sire, no se le pueden poner puertas al mar…

MAURILIA
VÍCTOR SESTELO

A veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, que nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sÌ. En ocasiones, hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han marchado sin decir nada, y en su sitio han anidado dioses extranjeros.

LUGARES VOLÁTILES
SUSANA RODRÍGUEZ

De pequeña sentía que crecía en muchos lugares y en ninguno. Aun no sabía que crecería en lugares que vuelan. 

Descubrir. Habitar. Vivir.

LA FINESTRA DI FRONTE
LUIS FEIJOO

La finestra di fronte

Lei ha la propriet di restare nella memoria punto per punto, nella successione delle vie, e delle case lungo le vie, e delle porte e delle finestre nelle case, pur non mostrando in esse bellezze o rarit particolari

NEW BOND
LUCIA MALLO
PISADAS EN LA NIEBLA
PHIL WALL
ARMILLA
JAVIER VENTOSA

Si Armilla es así por incompleta o por haber sido demolida, si hay detrás un hechizo o sólo un capricho, lo ignoro. El hecho es que no tiene paredes, ni techos, ni pavimentos: no tiene nada que la haga parecer una ciudad, excepto las cañerías del agua, que suben verticales donde deberían estar las casas y se ramifican donde deberían estar los pisos»

SARAPH
JOSÉ MANUEL PÉREZ

Al di là di sei fiumi e tre catene di montagne sorge Saraph, città che chi l’ha vista una volta non può più dimenticare.

Cuando estás allí, – le dije -, Saraph no se ve. Eso no quiere decir que sea una ciudad invisible, sino que en realidad es una y muchas ciudades a la vez. La transitas y a cada esquina que doblas estás en una ciudad distinta. Tomas el metro, una línea cualquiera, te apeas en la tercera estación, sales a la superficie y crees haber cambiado de hemisferio. Incluso la vegetación parece que cambia de una barriada a otra. Y también los edificios, los olores, la luz que cae del cielo y la que asoma a las ventanas por la noche, así como la climatología, la forma en que camina la gente o el maullar de los gatos. Saraph no la ves hasta que la has abandonado, pues esta ciudad no se percibe con los ojos, sino con todos los demás sentidos, especialmente con el corazón. Es, por tanto, una ciudad que existe sólo en ausencia.
Dice una leyenda que Saraph está edificada sobre el polo positivo de una veta energética y sabido es que estos polos son potentes inhibidores de prejuicios. De ahí que sus habitantes desconozcan este sentimiento que tanto entorpece la convivencia. Además, hables en el idioma que hables, los habitantes te Saraph siempre te entienden. Preguntas algo, lo que sea, al primero que pasa, da igual en qué idioma, chino, uzbeko o gallego da Costa da Morte y te responde amablemente. Tú no sabrías decir en qué idioma te replica, pero lo entiendes. La gente allí se entiende incluso cuando no habla o mismo si está en silencio.
Una vez que has visitado Saraph, ya no volverás a ver ninguna otra ciudad de la misma manera. Ya sólo verás (y buscarás) todo aquello que estas otras ciudades tienen en común con Saraph y obviarás todo aquello que las diferencia.
Llegado a este punto del relato, Kublai Kan cerró los ojos y dijo algo en un extraño dialecto que no logré entender.

Cidades Invisibles
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